CARACAS, Venezula.-Una percepción de lectura partidista —“el gobierno de Venezuela perdió fuerza, se está quedando sin su propio pueblo y sin su base”— y una advertencia de picardía política —“el oficialismo está abrazado al liderazgo tóxico del presidente Nicolás Maduro”— conducen a Jesús Torrealba a pronosticar: “Los chavistas no tienen posibilidad de ganar ninguna elección, ni siquiera de una reina de carnaval, ni por aplausos”.
El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que coaliga a la multicolor oposición venezolana, dice en una entrevista con EL UNIVERSAL que la fuerza política heredera de Hugo Chávez, el líder del socialismo bolivariano que llegó al poder en 1999 por la vía electoral e intentó establecer un régimen revolucionario que está acorralado por una incontrolable crisis socioeconómica, política y financiera que genera masiva inconformidad popular. O cede el poder o se deslegitima a futuro, aduce.
La MUD, que derrotó al chavismo en los comicios legislativos del 6 de diciembre de 2015, asumió en enero pasado el control de la Asamblea Nacional y ahora trata, con un prolongado mecanismo de recoger firmas, de que se convoque a un referéndum, quizás a finales de 2016, para preguntar al pueblo si se revoca el mandato de Maduro, que debe concluir en enero de 2019.
Si la consulta es en 2016 y triunfa el sí, un mes después habrá presidenciales para escoger al sucesor, pero si es en 2017 y gana el sí, será sustituido por el vicepresidente Aristóbulo Istúriz. La segunda vía desagrada a la MUD, porque sería cambiar de presidente pero mantener al mismo régimen.
– Con la victoria de diciembre usted dijo que se sepultaría al bullying del chavismo a la oposición. ¿Ocurrió así?
—Ha seguido la intención del gobierno de usar el bullying como sustituto de la política, pero sin fuerza para hacerlo. ‘No ofende quien quiere, sino quien puede’, dice el refrán. El gobierno de Venezuela perdió fuerza, se está quedando sin su propio pueblo y sin su base. No tiene ni fuerza social. En 2016 las encuestas, incluyendo las del gobierno, revelan que entre 70% y 85% de los venezolanos quieren a Maduro fuera. Ese porcentaje sólo es posible si toda la oposición y casi todo el oficialismo están de acuerdo con sacar a Maduro del poder.
– ¿Cómo describe la pérdida de popularidad del régimen?
—Es un proceso de deslave intenso y progresivo. En diciembre de 2015 recibió 40% de los votos y eso se está reducido a casi la mitad. El oficialismo está abrazado al liderazgo tóxico de Maduro. Se seguirá reduciendo. Si los chavistas permiten que la crisis venezolana llegue a un derrumbe inconstitucional, eso va tener unos costos tan altos no para ellos, sino para el país, que Venezuela nunca se los va perdonar. Pero si cede el poder, tiene oportunidad de recuperarse.
– El gobierno, que controla al poder electoral, primero cerró y luego aceptó iniciar el proceso al referéndum. ¿Está cediendo?
—La dinámica de la burocracia gubernamental es la autoperpetuación. Es la única prioridad del chavismo en este momento: perpetuarse.
Pero hay otra dinámica económica y social paralela. Venezuela es un polvorín. Hay conflictos a diario por hambre, falta de medicinas, energía eléctrica y agua potable, por inseguridad y decenas de asesinatos diarios. La crisis exige soluciones. Si hay referéndum revocatorio, lo va perder el gobierno. Según los estudios de opinión, el chavismo no tiene posibilidad de ganar ninguna elección en Venezuela, ni siquiera de una reina de carnaval, ni por aplausos como en los concursos de la televisión.
Si el chavismo va a un referéndum y no gana, perderá una elección. Pero si impide el proceso electoral y ocurre una irrupción de malestar en medio de esta debacle económica, va a perderlo todo y va a colapsar como proyecto político.