Los hijos de algunos de los narcotraficantes más poderosos de México son como el resto de los jóvenes de hoy: unos adictos a los medios sociales.
Retratar en imágenes y difundir en la Red su día a día es lo más normal entre los más jóvenes. Sin embargo, la vida de los hijos de los narcotraficantes tiene poco de normal: pistolas, relojes de oro o coches de última gama es lo habitual en los perfiles de los conocidos como ‘narcojuniors’.
Los hijos de El Chapo Guzmán son un buen ejemplo de ‘narcojunior’. Alfredo e Iván, de 30 y 35 años, están considerados como los herederos del cartel de Sinaloa. Un negocio criminal que ha llegado a tener una flota de aviones más numerosa que la principal aerolínea de México, Aeromexico. El Chapo dijo a la revista Rolling Stone el pasado mes de enero: “Proporciono más cocaína, metanfetamina, heroína y marihuana que cualquiera en el mundo. Tengo flotas de aviones, submarinos, camiones y barcos”.
Alfredo e Iván son los líderes de una nueva generación de narcotraficantes jóvenes que, a diferencia de sus progenitores, utilizan los medios sociales para hacer alarde del dinero, el poder o la vida de lujos que disfrutan. El periodista mexicano experto en narcotraficante José Reveles publica en su libro Narcojuniors: Los herederos del poder criminal la larga lista de coches de lujo, mujeres, gustos y excesos que éstos explotan en sus medios sociales.
“Saben cultivar la mariguana en la sierra de Durango, Sinaloa y Chihuahua. Conocen las rutas para llegar a Estados Unidos y a quien contactar en Colombia. Entienden la oferta y la demanda. Estudian administración de empresas. Se transportan en motos todo terreno, camionetas blindadas o carros deportivos. Tienen avionetas y planeadores. Asisten a as peleas de box en hotel MGM gran Las Vegas, Nevada, y les gusta viajar a Dubái constantemente. No les incómoda comprar ropa en Nueva York, transitar por las calles de Medellín, organizar fiestas en París o cerrar negocios en Los Cabos”, relata José Reveles en la primera parte de su libro.
Muchos de los jóvenes de esta nueva remesa de narcotraficantes están formados en universidades extranjeras y la gran mayoría son licenciados en Administración y Dirección de Empresas. De hecho, el ahijado de El Chapo y miembro del cartel del Sinaloa, Dámaso López Serrano, tiene el apodo de El Mini Licenciado.
Además, la mayoría de estos ‘narcojuniors’ hablan inglés y francés y parecen no tener miedo a a las autoridades federales. Sus perfiles de Facebook, Instagram y Twitter, según relata José Reveles, están plagadas de lanzagranadas, cuernos de chivo -fusiles AK-47-, o rifles de asalto R-15. Evidentemente, los fajos de billetes, las mansiones, los excesos y el oro tampoco faltan.