Tegucigalpa, Honduras.
El crimen organizado en Honduras recauda al menos 200 millones de dólares al año solamente por el delito de extorsión, cifra considerada como la segunda más alta por este delito.
Ante las recientes quemas de unidades de transporte de grandes empresas, el experto en Seguridad, Billy Joya, compare que en El Salvador las maras y pandillas han llegado a niveles de alarma por las exorbitantes cantidades que reciben los extorsionadores, que según estimaciones casi alcanza los 300 millones de dólares.
En Guatemala mientras tanto, el delito de extorsión representa al menos 70 millones de quetzales.
De acuerdo con las cifras de la Fuerza Nacional Antiextorsión, los sectores más afectados son: el transporte público con un 50 por ciento, comercios 23 por ciento, profesionales como médicos y abogados un 16 por ciento y otros sectores como iglesias y centros educativos un 11 por ciento.
En tal sentido se estima que el sector comercial entrega una renta de unos 600 millones de lempiras anuales, mientras los transportistas son obligados a pagar más de 540 millones de lempiras cada año y por su parte los vendedores de los mercados capitalinos son castigados con el pagó de aproximadamente 192 millones de lempiras por los extorsionadores.
Pero lo más grave no es lo económico si no la violencia que este problema genera al grado que ha provocado luto en cientos de familias hondureñas, se calcula que del total de muertes contra transportistas un 80% están ligadas con la extorsión o cobro del “impuesto de guerra”.
El temor que generan los extorsionadores entre la población hondureña a llevado a muchas empresas y pequeños emprendimientos a apartar dentro de su presupuesto un renglón para el pago de la cuota impuesta por los malhechores, porque caso contrario exponen sus vidas y las de los suyos.