Si alguna vez llegamos a tener pruebas de que existe vida en Marte, tendrían que ser biosignaturas- huellas dactilares que sólo podrían haber sido dejadas por organismos vivos. Y en realidad estamos muy lejos de encontrar esa evidencia, pero un estudio reciente sobre los minerales de sílice descubiertos Spirit rover de la NASA nos acerca un poco a la verdad, debido a que los depósitos de sílice son muy similares a la vida microbiana en la Tierra.
Para ser claro, esto no significa que la NASA haya descubierto la vida en Marte. Significa que podríamos haber encontrado evidencia de vida pasada, lo cual es bastante impactante.
Un estudio publicado en Nature Communications plantea de nuevo la posibilidad de que la vida existiera en Marte, al establecer una conexión entre los depósitos de sílice opalina encontrados cerca del cráter Gusev y otros en el norte de Chile.
Sílice opalina fue descubierto por primera vez en Marte por el Spirit rover en 2007, la sustancia tiene una apariencia gomosa y forma nódulos bultos que carecen de estructura cristalina. Éste tipo de mineral es la prueba que existió actividad hidrotermal o volcánica pasada.
“La sílice opalina, puede formarse de varias maneras, puede formarse en torno a una fuente termal o géiser, o en fumarolas.” Explicó Steve Ruff de la Universidad Estatal de Arizona.
La historia detrás del descubrimiento
Inicialmente, Ruff y sus colegas tenían la sospecha de que los depósitos de sílice opalina de Spirit se habían formado hace miles de millones de años, a partir de rocas basálticas que fueron lixiviadas por ácido sulfúrico que salía de las fumarolas. Pero mientras seguían analizando los datos de Spirit, comenzaron a favorecer otra posibilidad: el silicato opalino precipitándose fuera de las aguas calientes y ricas en minerales. Después de que Spirit se quedó atascado en 2009, y murió en 2010, no había manera de probar ninguna de las dos teorías.
Unos años después Ruff obtuvo un documento de volcanología, encontrando una referencia a El Tatio, un vasto sistema hidrotermal chileno localizado a 14,000 pies sobre el nivel del mar, donde los canales de aguas termales y geyser contienen depósitos de sílice opalina. Curiosamente, muchos de los depósitos de sílice de El Tatio tenían una semejanza notable con los del cráter de Gusev, y el ambiente frío y árido era bastante parecido al de Marte.
Específicamente, los depósitos de sílice opalina que presentan los nódulos aglomerados y las minúsculas estructuras parecidas a los dedos que se ven en Marte, se forman junto a alfombras pegajosas de microorganismos, llamadasbiofilms.
Científicos llegaron a la conclusión que las estructuras tipo dedo de El Tatio se forman cuando las colonias de microbios tratan de escapar de la muerte, haciendo crecer su biofilm lejos de los minerales de sílice. Lo que plantea una pregunta intrigante: ¿ la sílice opalina en Marte se habrá formado de la misma manera?
No sabremos la respuesta hasta que la NASA envié otro rover al cráter de Gusev, recolecte muestras, traiga la muestra a la Tierra y las analicen usando microscopios electrónicos de lujo. Pero hasta que eso pase, Marte sigue siendo un planeta sin vida. Lo sentimos chicos.