En una entrevista exclusiva concedida en Rusia a Katie Couric, el enlace de Yahoo Global News en este país, Edward Snowden, el denunciante fugitivo que filtró información sobre las actividades de vigilancia llevadas a cabo por Estados Unidos, asegura que está “relativamente animado” con la idea de que el presidente ruso Vladimir Putin opte por enviarlo de regreso a los Estados Unidos para ser juzgado, porque eso le demostraría al mundo que no es un espía y que no “le pertenece” a Rusia.
Aunque también reconoció no estar muy ansioso por volver a casa para enfrentarse a la justicia estadounidense; una perspectiva que, asegura, “sería una amenaza para mi libertad y mi vida”.
En una charla que duró 90 minutos en una habitación de hotel en Moscú, Snowden –tranquilo y sin mostrar arrepentimiento alguno– arremetió contra altos funcionarios de inteligencia de los Estados Unidos, alegando que lo han acusado de poner en riesgo la seguridad nacional únicamente por sentirse “avergonzados” por el hecho de que reveló documentos clasificados de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y estar preocupados por su propia “reputación”.
Esos comentarios provocaron una airada reprimenda el domingo pasado por parte del exfuncionario de la administración Obama que ocupaba el más alto cargo en materia de antiterrorismo. “Snowden es delirante”, comentó Matt Olsen, exdirector del Centro Nacional Antiterrorista, al leer extractos de la entrevista.
“No hace tantos años que la gente decía: ‘Este chico es un espía de Rusia’”, dijo Snowden cuando Couric le preguntó acerca de qué tan “nervioso” le ponía la posibilidad de perder su asilo en Rusia y ser enviado de vuelta a casa para hacer frente a los cargos criminales por robo de documentos propiedad del Gobierno y violación de la Ley de Espionaje.
“Pero los países no renuncian a sus espías. Y mis recientes críticas a las políticas del Gobierno ruso en relación a Internet, así como a su historial en materia de derechos humanos, han sido tan duras que incluso las personas más críticas conmigo dentro de la comunidad de inteligencia ahora piensan: ‘Ah, sí, él es un lastre, quieren deshacerse de él’, eso es una justificación”.
“¿Justificación de qué?”, le preguntó Couric.
“Del hecho de que sea independiente, del hecho de que siempre he trabajado en nombre de los Estados Unidos, del hecho de que no pertenezco a Rusia”, contestó Snowden. “Es más, puede que el Gobierno ruso me vea como una especie de lastre”.
“¿Así que no te importaría que Putin te extraditara y dijera algo así como: ‘Aquí tiene, presidente Trump’?”, preguntó Couric.
“Bueno, ¿a quién no?”, contestó Snowden. “Quiero decir, obviamente eso me perturbaría. Supondría claramente una amenaza a mi libertad y mi vida. […] Lo que me hace sentirme orgulloso es que puedo defender todas las decisiones que tomé”.
No hay indicios para considerar que Putin vaya a hacer un movimiento de este tipo, pero el destino de Snowden es muy incierto: sus comentarios llegan en un momento crucial para él, tres años y medio después de desertar de su trabajocomo contratista de la NSA en Hawái y de haber huido, primero a Hong Kong, con una memoria flash que contenía documentos altamente clasificados que comenzó a desvelar a la prensa.
Frente a lo que se espera que sea una de las líneas duras de la nueva administración Trump –el congresista por Kansas Mike Pompeo fue designado para convertirse en el nuevo director de la CIA de Trump, y se refirió a él como un “traidor” que debía ser condenado a pena de muerte−, Snowden y sus aliados en los Estados Unidos están organizando una agresiva campaña pública para que el presidente Obama le conceda el indulto. “Se está acabando el tiempo”, reza uno de los titulares de la página web de la campaña, donde también se citan algunos comentarios solidarios del ex Fiscal General de la Nación Eric Holder en los que asegura que Snowden “realizó un servicio público” al iniciar un debate sobre los programas de vigilancia de Estados Unidos que dará lugar a reformas, entre otras pondrá fin a la recopilación masiva de registros telefónicos realizada por la NSA.
Pero Obama ha dejado claro, recién hace un mes, que no considerará el indulto hasta que Snowden vuelva al país y se produzca un fallo judicial. El mismo Snowden reconoció que tampoco lo espera. “Bueno, no cuento con eso”, le dijo a Couric cuando ella le preguntó por el indulto.
Mientras tanto, los abogados y defensores de Snowden están intentando, en privado, dar inicio a una discusión sobre un posible acuerdo inculpatorio que le permitiese volver a los Estados Unidos sin tener que enfrentarse a un juicio que pudiese resultar en una larga sentencia de prisión. En una carta enviada a Obama y a la Fiscal General Loretta Lynch como parte de la campaña de indulto a Snowden, firmada por 15 ex miembros del Comité Selecto del Senado de los Estados Unidos para el Estudio de las Operaciones Gubernamentales Respecto a las Actividades de Inteligencia –donde se exponen los abusos perpetrados por el FBI y la CIA durante la década de los 70–, se insta a “ser indulgente” con Snowden, sin hacer mención alguna al indulto.
Durante la entrevista, Snowden parecía establecer paralelismos entre la información filtrada a periodistas en 2013 y los descubrimientos del comité(dirigido por el difunto senador por Idaho Frank Church), entre los cuales estaría la forma en cómo las agencias de inteligencia estadounidenses “le administraban en secreto drogas psicodélicas a los estudiantes para ver los impactos que estas tenían sobre ellos”.
Snowden proseguía: “Ellos [la CIA] participaban en operaciones de asesinatos que van en contra de las leyes internacionales y estadounidenses, y en todo tipo de cosas muy locas. Y estas personas [las firmantes en la carta] son expertos en inteligencia a nivel de documentos clasificados y trabajaban para el Gobierno, ¿cierto? No se trata de unos reformadores hippies ni nada por el estilo. Argumentaron que el presidente Obama debía considerar seriamente la indulgencia en esta oportunidad. Dijo –o ellos dijeron– que este caso ha causado más beneficios a la sociedad estadounidense, algo que creo que es indiscutible en este momento, que cualquier daño que haya podido ser alegado sin prueba alguna”.
“¿Si dispusieras de un minuto para presentar tu caso al presidente Obama, qué es lo que le dirías para convencerle de que te dé el indulto?”, preguntó Couric.
“No lo haría”, contestó Snowden. “Le diría con todo respeto al presidente: ‘Entiendo que tiene un trabajo extremadamente difícil’. Nadie quiere ser delator. Eso es algo difícil de hacer. Es bastante complicado enfrentarse a un acosador, a un jefe en una oficina, y mucho más al poder combinado de la NSA, el FBI y, ya sabes, los aparatos del Estado”.
Pero cualquier consideración de indulgencia hacia Snowden se encontrará con una feroz resistencia por parte de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos, desde donde se sigue viendo al ex contratista de la NSA como un renegado en el que no se puede confiar, quien engañó a sus colegas y puso en peligro la seguridad nacional. Esta semana, varios agentes de la inteligencia estadounidense le dijeron a Yahoo News que la Oficina del Director de la Inteligencia Nacional está planeando desclasificar nuevos fragmentos de un informe de 36 páginas de extrema importancia, hecho por la Comisión Permanente Selecta sobre Inteligencia de la Cámara de los Representantes, en el que se concluye que Snowden era un “fabulador en serie” que robó más de 1,5 millones de documentos, un 90% de los cuales eran documentos secretos del ámbito militar y de defensa que no tenían nada que ver con los programas de vigilancia que involucraban a ciudadanos estadounidenses.
Snowden, por su lado, negó indirectamente las afirmaciones de que haberle develado información a periodistas había perjudicado a la seguridad nacional estadounidense.
“¿De verdad cree que si el Gobierno pudiera demostrar que alguien salió perjudicado, o que un programa fue dañado y que nos hemos quedado a oscuras y ya no podemos rastrear a la gente peligrosa, dejarían pasar esa crítica?”, le contestó Snowden a Couric cuando ella le preguntó por quienes afirman que la información que él filtró dificultó el rastreo de terroristas por parte de las agencias estadunidenses. “¿Acaso saldría eso en la portada del New York Times al final del día? No lo creo. Y espero que, quizás en un tiempo, usted piense lo mismo”.
Couric señaló que incluso el experiodista del Washington Post, Barton Gellman, ganador de un premio Pulitzer por su investigación sobre los documentos de la NSA que le mandó Snowden, escribió esto recientemente: “No comparto la opinión de que él no causó ningún daño, tal y como dicen algunos de sus seguidores”.
“¿Puedes al menos reconocer que podrías haber causado daños como resultado de tus revelaciones?”, le preguntó Couric a Snowden.
“No estoy de acuerdo con su postura”, contestó en referencia al comentario de Gellman. “Esto es lo que diré. Siempre que hablemos de daños sin pruebas, estaremos haciendo un esfuerzo intencionado para desviar la atención sobre los daños concretos que estos programas han causado violando los derechos de cada hombre, mujer y niño estadounidense y de personas de todo el mundo… Lo que estaba reconociendo Barton Gellman era que, sí, es posible que los agentes de inteligencia se sintieran avergonzados por esto. Puede que su reputación se haya visto dañada por ello. Y la comunidad de inteligencia considera que esto puede ser una cuestión de seguridad nacional, pero yo diría que la seguridad nacional es algo más que las reputaciones”.
Couric insistió: “¿Pero no estamos hablando, para ser justos, de algo más que simples reputaciones o sentimientos de vergüenza? Prácticamente todos los agentes de seguridad estadounidenses, actuales y antiguos, están de acuerdo con que estas revelaciones hacen más difícil el rastreo de los movimientos hechos por ISIS y otros grupos terroristas”.
“No estoy de acuerdo con eso”, respondió Snowden. “Los terroristas también leen los diarios. Te diré algo, los terroristas ya sabían que la NSA andaba tras ellos. Y lo que vemos en un diario, ellos ya lo sabían. Lo que se revela en un diario sólo sorprende a los estadounidense y a los ciudadanos de a pie”.
Son estos los comentarios que suscitaron una respuesta airada por parte de Olsen, exdirector de Antiterrorismo de la administración Obama, quien dijo que en 2013 los operativos terroristas se “oscurecieron” y cambiaron sus métodos de comunicaciones tras las revelaciones de Snowden.
“Independientemente de sus intenciones, la cuestión es que el robo y publicación de una cantidad nunca antes vista de información clasificada ha ayudado directamente a los terroristas, a los servicios de inteligencia rusos y a otros adversarios”, le escribió Olsen a Yahoo News en un email el domingo. “Su acción ha dado como resultado la pérdida de fuentes de inteligencia que han salvado vidas de estadounidenses por todo el mundo”.
Olsen añadió: “Snowden reveló información específica sobre cómo los Estados Unidos recopilan información, sobre con quiénes trabajamos y sobre dónde tenemos operaciones en marcha. Estas actividades son completamente legales y no tienen nada que ver con la privacidad de los estadounidenses. Estos hechos no están en disputa, excepto por parte del mismo Snowden y quizás de sus anfitriones rusos, con quienes ha compartido inteligencia”.
Snowden, por su lado, negó haber compartido ninguna información con los servicios de inteligencia rusos. También negó la afirmación de los agentes de inteligencia estadounidenses que sostenían que con su visita al Consulado de Rusia en Hong Kong antes de volar a Moscú –a modo de escala en su viaje a Ecuador– solo buscaba “quedar atrapado” en Rusia porque los Estados Unidos habían anulado su pasaporte.
Los comentarios de Snowden sobre lo “avergonzados” que estaban los agentes de inteligencia estadounidenses por sus revelaciones no fueron las únicas observaciones que hizo durante esta entrevista que han suscitado fuertes reacciones. Ex agentes de inteligencia y expertos en seguridad nacional de los Estados Unidos intentaron desmentir su afirmación, publicada por Yahoo News el pasado domingo, de que el exdirector de la CIA, David Petraeus, había revelado “información altamente clasificada más importante de la que yo he filtrado”. Petraeus, del que se dice que está siendo considerado como posible Secretario de Estado en la administración Trump, compartió información de alto secreto con su amante y biógrafa. Fue obligado a dimitir y se declaró culpable de un delito menor por manejar de forma inapropiada información clasificada.
“De ninguna manera estoy defendiendo a Petraeus, pero no creo que muchos especialistas en inteligencia estén de acuerdo”, eso tuiteó Tommy Vietor, ex portavoz de seguridad nacional en la Casa Blanca durante la administración de Obama.
“Aparentemente Snowden está sacando provecho del libro de Trump sobre cómo reinventar los hechos”, escribió Mark Zaid, un prestigioso abogado especializado en seguridad nacional, en un post en Facebook. “Es absurdo afirmar que las acciones de Petraeus fuesen peores o más dañinas que estas. Aparte de desvelar información clasificada a su amante, lo cual es completamente inaceptable (si bien ella tenía una autorización de seguridad), la información no fue robada ni comprometida. Además, nunca fue publicada. Al contrario, Snowden robó información altamente clasificada y la comprometió deliberadamente permitiendo que el mundo, incluidos nuestros enemigos, la pudiesen ver”.
Al tiempo que insistió en su independencia respecto a Putin, Snowden parecía hacerse eco de la postura del Gobierno ruso respecto a las acusaciones de que sus servicios de inteligencia habían interferido en los comités de campaña del Partido Demócrata para influir en las elecciones de 2016. Moscú dice que la administración Obama no ha podido probar estas acusaciones.
Si bien admitió que era “posible” que los rusos atacasen cibernéticamente a los demócratas, Snowden añadió: “Lo que me molesta de este tipo de conversaciones es que la última vez que hubo un hackeo considerable que afectó a los Estados Unidos y que estuvo relacionado con un Estado-nación, fue con el ataque cibernético a Sony, y se dijo que Corea del Norte era responsable. El FBI publicó inmediatamente pruebas que, se creía, probaban que ellos estaban detrás del ataque cibernético. En este caso, eso no ocurrió. Y creo que para hablar de ello, deberíamos basarnos en pruebas”.
Snowden esquivó la mayor parte de las preguntas referidas a las actividades que lo llevaron a tomar un vuelo a Moscú. Por ejemplo, se negó a identificar a los 10 colegas y superiores de la NSA que compartían con él la preocupación respecto la situación de vigilancia de los Estados Unidos antes de que él desclasificara los documentos. Cuando le preguntaron por qué no ha sido capaz de escribir un solo email en el que plasmase esas preocupaciones, Snowden contestó: “No soy un administrador de emails” y “Estas no son cosas que uno ponga por escrito en la NSA. Decir ‘creo que la NSA está infringiendo la ley, creo que quizás este programa viola la Constitución’ es algo que podía suponer el fin de mi carrera. Y la persona con la que hablé primero, mi supervisor, me dijo: ‘Ya sabes, eh, podemos hablar de esto, pero no generes tensiones, no lo dejes por escrito’”. El único email revelado, que publicó la NSA, muestra que en abril de 2013 Snowden se dirigió a uno de los abogados de la agencia para “aclarar” una cuestión vinculada a la autoridad legal en un manual de entrenamiento de la agencia, pero no dice nada sobre su preocupación acerca de las prácticas de vigilancia ni de los programas de la NSA).
“¿Pero por qué nadie se te adelantó?”, replicó Couric. “¿Por qué no has identificado a las personas para corroborar que, de hecho, trataste de llevar la situación por los canales apropiados?”.
“Porque si hiciese eso, acabarían con las carreras de esas personas, ¿verdad? Si esas personas hablaran por su cuenta, sin esperar que yo lo haga, irían a la cárcel”.
Snowden –quien siempre ha afirmado que únicamente compartía documentos con periodistas responsables que trabajaran para publicaciones que sabía que los examinarían cuidadosamente– también fue cuestionado por haber revelado información altamente clasificada sobre ataques cibernéticos de la NSA a China a una periodista delSouth China Morning Post mientras se encontraba en Hong Kong. Él defendió la divulgación, diciendo que las instituciones que fueron atacadas por la NSA no eran “objetivos de inteligencia válidos” sino civiles, como por ejemplo, hospitales y universidades. Al principio expresó que no sabía que la periodista a la que le dio esta información, Lana Lam, trabajaba para el diario de Hong Kong South China Morning Post (aunque ella se identificaba como periodista de dicho diario en su página web). Él asegura que entendió que era una periodista autónoma de Australia.
“¿Así que ni siquiera sabías que iba a aparecer en un diario de China?”, le preguntó Couric.
“Sabía que iba a aparecer en un diario”, respondió. “No sabía en qué diario. Eso no era asunto mío”.
El lunes Brian Rhoads, director del South China Morning Post, le comentó por email aYahoo News que la periodista Lam “dejó claro quién era y para quién trabajaba” cuando entrevistó a Snowden en Hong Kong. “Trabajaba a tiempo completo para el South China Morning Post en aquel momento, y durante el proceso de la entrevista se presentó a sí misma como miembro del equipo del periódico. Le pedimos a Snowden y a sus abogados que hiciesen un seguimiento de las preguntas y les comunicamos las fechas en las que planeábamos publicar el material”. Rhoads también hace hincapié en que el South China Morning Post es una publicación independiente que “no está controlada por China” y no comparte información con el Gobierno de ese país.
Snowden vive con Lindsay Mills, su novia estable, en un departamento de Moscú y comenta que camina libremente por la ciudad sin que nadie lo moleste y sin que lo reconozcan en la mayoría de las ocasiones. En un momento, Couric le preguntó qué era lo que más echaba de menos de los Estados Unidos.
“La familia, por supuesto”, contestó. “Esa es siempre la cuestión. Ya sabes, ellos pueden venir y verme, pero en medio está toda la logística y gestiones de los viajes, porque es necesario tomar un avión. ¿Quién no echa de menos eso?”.
“Cuando miras atrás y observas los últimos tres años, ¿ha valido la pena?”, preguntó Couric. “Absolutamente. Lo haría de nuevo”, contestó.
“¿Sin arrepentimientos?”.
“No me arrepiento de nada”.