Una de las promesas de campaña más recordadas del republicano Donald Trump fue la de derrotar al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en inglés), una deuda pendiente de la Administración Obama.
A pocos días de su asunción como presidente de los Estados Unidos, los comandantes militares de su país están ahora preparados para darle opciones antes impensadas, tales como el uso de armas secretas para la guerra informática o la guerra desde el espacio.
“Lo escuchamos claramente, está buscando opciones”, dijo el general David Goldfein, jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, al periódico USA Today.
El general consideró que las recomendaciones de los expertos apuntarían a permitir mayor flexibilidad a cada comandante en el campo para el despliegue de diferentes armas no sólo en Irak y Siria, sino en todo lugar donde los yihadistas de ISIS operen.
“Si queremos ser más ágiles entonces la realidad es que vamos a tener quedar autoridad para tomar decisiones en niveles más bajos”, dijo Goldfein. “La verdadera pregunta que tenemos es si esa autoridad llegará al ciberspacio y al espacio”, agregó.
Estas dos áreas están entre las más secretas en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y su uso requiere de la aprobación de los niveles más altos del gobierno.
A su vez estas ciberarmas se usan en conjunto con satélites operados por la Fuerza Aérea.
Estas capacidades ya están siendo usadas contra el ISIS. Pero delegar la autoridad para su uso a generales permitiría una respuesta más rápida a las oportunidades que surgen, desde atacar líderes yihadistas hasta destruir sus comunicaciones, según considera Jim Michales, para el USA Today.
La discusión sobre cómo aumentar la lucha contra ISIS también se dará más allá de la guerra informática y del espacio, donde los satélites de la Fuerza Aérea pueden ser usados más extensamente en las operaciones.
Hasta el momento la estrategia del presidente Obama estuvo centrada en el apoyo con armas y entrenamiento a las fuerzas terrestres locales en Siria e Irak con el fin de destruir el autoproclamado califato.
Los analistas sostienen que es improbable que Trump apruebe el despliegue de grandes números de tropas estadounidenses en Medio Oriente o expandir los bombardeos, a pesar de su retórica inflamable.