Competía con los más grandes, con los más famosos. Era como la Cenicienta en el Palacio de los Ricos. Wendell Lira se sentía, seguramente, como sapo de otro pozo. Pero la realidad marcaba que no lo era ni lo será jamás.
Es un futbolista, humilde, desconocido y estaba en la misma terna que el más grande, el más famoso, el más rico. Competía por el Premio Puskas 2015, aunque parezca increíble.
Wendell Lira jugaba en el Goianesia el pasado 11 de marzo de 2015 en un partido de la Liga regional ante el Atlético-GO. En ese momento ganaba 1300 dólares por mes. No vale ni la pena hacer la cuenta de la diferencia con Lionel Messi, uno de los tres con el que competía por el Mejor Gol del Año de la FIFA.
Ese día Wendell Lira marcó un golazo que ponía el partido 1 a 0. Lo que nunca imaginó era lo que ese gol iba a significar en si vida.
La primera gran sorpresa la vivió el 6 de noviembre, cuando llevaba tres meses sin empleo y le comunicaron que aquel golazo estaba entre los diez mejores del mundo.
“La vida del futbolista que no está en primera división es muy complicada, se pasan muchas dificultades, muchas veces no se recibe el salario y tenemos que mantener a nuestra familia”, relata este jugador que en 2013 tuvo que buscar trabajos suplementarios para poder pagar sus cuentas.
Pero el gran susto lo tuvo a principios del mes de diciembre, cuando de repente al salir de su casa un auto le cerró el paso. Creyó que lo iban a asaltar. Nada más alejado de la realidad: le venían a comunicar que el 11 de enero de 2016 tenía que estar en la Gala del Balón de Oro, para competir por el Mejor Gol del Año junto a Lionel Messi y Alessandro Florenzi de la Roma.
“Cuando me dieron la noticia, en el primer momento no me lo creí. Luego me llamó mi esposa llorando y me puse a llorar con ella, no me lo podía creer, fue muy emocionante”, cuenta Wendell .
Este lunes 11 de enero quedará para siempre en su memoria. ¿Qué habrá pasado por su mente al momento de ser elegido? Lo cierto es que el fútbol no discrimina, el fútbol es justo, el fútbol, más allá de algunos desaciertos propios de cualquier deporte, sigue siendo una pasión incomparable.
Wendell Lira, ganador del Premio Puskas 2015, hoy juega en el Vila Nova, de la tercera división del fútbol brasileño y aspira a conseguir otro sueño: el de ascender con su equipo a la Primera B.
Si uno ya se le hizo realidad, ¿por qué no tendrá otro?