Era un día como cualquier otro y el hombre, un militar británico estacionado en Alemania, cumplió su rutina: 45 minutos jugando voleibol en el gimnasio, una sesión revisando emails en su oficina. Después se dirigió a una cita con el dentista. Se sentó en el sillón y vio como le aplicaban la anestesia tópica.
Desde entonces este hombre, identificado sólo como WO, despierta cada día pensando que es la mañana del 14 de marzo de 2005, que se encuentra en Alemania y que tiene una cita con el dentista para un tratamiento del conducto radicular. WO no es capaz de recordar nada por más de 90 minutos. Transcurrido ese lapso, su mente lo transporta nuevamente a aquella fatídica mañana. Su “reloj” interno se detuvo a la 1:40 pm de la tarde.
Hoy WO sabe que tiene un problema porque él y su esposa han escrito notas detalladas en su celular, en un archivo llamado “lo primero – leer esto”.
Su caso tiene perplejos a los científicos y ha sido analizado por Gerald Burgess y Bhanu Chadalavada en un estudio publicado en la revista “Neurocase” y reseñado por el diario The Washington Post.
Hasta ahora ningún médico ha hallado un problema en el cerebro de WO, hoy con 38 años y padre de dos hijos. Por lo menos hasta el momento del incidente tenía un matrimonio feliz y un trabajo decoroso. No sufría ningún padecimiento que no fueran los achaques propios de la edad: dolor de espalda e hipertensión. No se conoce que haya sufrido ningún trauma, a pesar de que estuvo en la primera Guerra del Golfo.
Tras la cirugía dental, y sólo después de que se le pidió que se quitara las gafas protectoras, el dentista se percató de que estaba pálido y tenía dificultades para ponerse de pie. Llamaron a su esposa, quien recuerda que WO parecía sorprendido de verla, según declaraciones de la mujer a la BBC. Luego estuvo hospitalizado tres días, pero su memoria nunca retornó.
De momento WO ha sido diagnosticado con amnesia anterógrada, o sea, la pérdida de la capacidad para formar nuevos recuerdos después de un evento traumático. Esta es más o menos la condición que sufre el personaje interpretado Drew Barrymore en la película “50 primeras citas”.
El primer individuo diagnosticado de ese modo, Henry Gustave Molaison – conocido para la comunidad médica como HM hasta su muerte en 2008 – sufrió una experiencia traumática al someterse a una operación de cerebro para tratar su epilepsia en 1953. Después de esta se despertó incapaz de aprender nada nuevo.
Pero hay diferencias notables entre ambos casos.
Los escáneres cerebrales muestran que el hipocampo de WO está intacto. El británico no parece capaz de aprender habilidades de procedimiento, que se procesan en una parte diferente del cerebro. Por ejemplo, cuando se le pidió que completara un complejo laberinto que ya había hecho tres días antes, no sabía siquiera cómo empezar, según relató Burgess a la cadena BBC.
El único suceso que WO ha sido capaz de recordar por más de 90 minutos en estos 10 años ha sido la muerte de su padre, con quien tenía una fuerte conexión emocional, pero sin detalles: sabe que falleció, pero no recuerda el largo padecimiento ni la vigilia al pie de su cama.
Burgess considera que en realidad el problema de WO puede estar escondido en las pequeñas conexiones neuronales que llamamos “sinapsis”. Una vez que hemos experimentado un suceso, los recuerdos se cementan lentamente a largo plazo mediante la alteración de estas redes ricamente tejidas.
Ese proceso se llama “consolidación” y consiste en la producción de nuevas proteínas para reconstruir las sinapsis; sin él, la memoria sigue siendo frágil y es fácilmente erosionada con el paso del tiempo. El período de 90 minutos serían el adecuado para que esta consolidación tenga lugar – o sea, el mismo tiempo que le duran los recuerdos a WO antes de comenzar a olvidarlos.
Aun así, no está claro por qué la cirugía del conducto radicular habría dañado el cerebro de esa manera, y los científicos incluso dudan que haya sido el detonante. “Esa es la pregunta del millón de libras esterlinas”, dijo Burgess, “y no tengo respuesta.”