Los niños melindrosos son relativamente comunes. Por lo general, empiezan a rechazar ciertos alimentos entre los 4 y 5 años de edad, pero puede ocurrir antes. Si bien es una situación considerada parte normal de ciertas etapas del desarrollo de los niños, existen formas para promover que los niños tengan una alimentación balanceada y en las cantidades adecuadas. A continuación incluyo varias consideraciones importantes para ayudarle a evitar y lidiar con un niño melindroso:
1. El primer paso a dar es dar el ejemplo. Los adultos debemos de comer balanceadamente y no comer alimentos distintos a los que se ofrecen a los niños. Tampoco debemos rechazar algún alimento en específico o verlo de manera despectiva puesto que los niños imitarán nuestras actitudes y preferencias.
2. Para que la dieta sea lo más variada posible, incluya alimentos nuevos cada cierto tiempo. Ofrezca el alimento varias veces pues no siempre lo aceptarán en los primeros intentos.
3. Nunca debe obligarse a un niño a comer con regaños, pues esto hará que rechacen aún más los alimentos al asociarlo con algo desagradable. Tampoco ofrezca alimentos como un premio, tal y como suele ocurrir cuando se les ofrece postres si se terminan su comida o cuando se portan bien.
4. Prepare los alimentos que su hijo rechace de diferentes formas, texturas y temperaturas. A veces lo que les desagrada no es el alimento en sí, sino la forma en que les fue presentado.
5. Observe el nivel de hambre de su hijo. Evite darle refacciones sustanciosas para que llegue con hambre a la hora de la comida. Esto promoverá que su hijo esté abierto a las opciones que se le ofrecan.
6. Haga que los tiempos de comida sean momentos agradables en familia. Compartan el tiempo de comida todos juntos y conversen de temas agradables. Evite distracciones como la televisión o el radio.
7. Involucre a los niños en la compra y la preparación de los alimentos. Haga que participen en actividades sencillas como revolver, partir y lavar. El hecho de saber que ellos colaboraron en el platillo final o que incluso tomaron decisiones en el proceso, los motivará a comer.
8. Las verduras y las frutas no siempre tienen que estar visibles. Existen muchas recetas de salsas, pastas, sándwiches e inclusive pasteles, que utilizan estos productos vegetales como base. Aproveche estas recetas para introducir nuevos sabores.
9. Consulte literatura nueva y busque asesoría profesional para brindarle a sus hijos opciones diferentes y saludables.
Para terminar, le recomiendo que haga de la comida un hábito que sorprenda y un tiempo alegre, placentero y sobretodo ¡muy saludable!